Estoy pensando en el equilibrio, el yin y el yan ¿tal vez será que tanta onda zen a mi alrededor me hace darme cuenta cuán lejos estoy de esa completud?
Estas últimas semanas estoy algo turbada, como si algo estuviera por sacudirme, no logro relajarme, veo fantasmas en todos lados. Entonces pienso en el pasado.
Dicen que el pasado es el lugar donde buscan consuelo los tontos. ¿Será porque es inmutable? Lo que pasó, pasó, diría un reggaetonero famoso y lo hecho, hecho está diría mi abuela. Se cree que el pasado no puede hacer daño, todo está ahí en cajas, etiquetado, bajo control. ¿Pero qué pasa cuando se abre la caja de Pandora, ese manojo de recuerdos guardados bajo siete llaves?
Las comparaciones son odiosas. Esa es otra frase hecha. Mientras escribo pienso quién habrá hecho las frases hechas. De algún lugar tuvieron que salir... pero bueno ese es otro tema. Hoy sigo con el pasado, que contradicción. ¿Qué hay de irresuelto que me aprisiona? ¿Qué hay de esos años dorados que me encadila y me obliga a mirar atrás?
Dicen que lo pasado pisado. El problema está ahí, cuando intento borrar mis propias huellas, cuando quiero empezar de cero. Eso no existe, somos seres atravesados por la cultura. Nacemos con un pasado insondable que ya desde chiquitos nos condiciona. Entonces, ¿cómo no obsesionarse con el pasado? Si está en mí antes de que yo sepa que soy yo (ese es otro tema que da para hablar, ¿sé quién soy?).
El problema sigue... Está bien, acepto que hay un pasado que me antecede pero qué pasa con mi voluntad, mi imaginario... ¿Tengo que pensar que todo lo que elijo no lo estoy eligiendo yo, sino que ya fue predeterminado y caer en que está todo escrito? ¿Me transformo en revolucionaria y digo que soy pura libertad?
Qué misterio che... y todo por una odiosa comparación con un pasado que ahora entiendo que ni siquiera es mío.
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