Era una flor tan orgullosa, pero el principito supo domesticarla.
“Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…”
(Antoine de Saint Exupéry - Le petit prince)
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