Bienvenidos al tren

Bienvenidos al tren!
Sí, es posible que más de una vez descarrile. También puede hacer paradas en pueblos hostiles y estoy en condiciones de asegurar que va a transitar por parajes inhóspitos. Por momentos es más lento que el Gran Capitán y se viaja peor que en el Sarmiento. Aún así sean bienvenidas aquellas almas que quieran someterse al trajín de desempolvar recuerdos, construir anécdotas y volverse cada día un poquito más locas. Estos son mis vagones, fotos instantáneas de momentos irrepetibles. Fragmentos de un presente escurridizo que nunca se deja atrapar, porque este instante ya pasó.

domingo, 6 de mayo de 2012

Acerca de las escencias

Es domingo a la noche. Siempre me dijeron que los domingos y la noche son dos factores que ayudan a que todo se vea más oscuro, sin brillo. Te sentís triste, solitario y final pero por qué, si está la luna llena bañando todo con su luz tartamuda. Tal vez porque es domingo y es de noche es que estoy escribiendo, inscribiéndome un poco. A veces me pierdo en el trajín de la rutina que entumece los sentidos, otras me encuentro surfeando por un torrente de emociones imparables. Lo cierto es que todo es incierto. Está bien que un poco de locura hace bien al corazón y que la idea de un orden perfecto corrompe la pasión... pero nada está donde yo pensaba. Las reservas de creencias que quedaban flotando a la deriva encallaron en una isla desierta. La botella no llegó a destino. Será que siempre fui enemiga de los cambios? Será que lo nuevo y ajeno me aleja de mí y eso me preocupa? Me veo reflejada en mis viejas manías aggiornadas a un presente excepcional. No me gusta. El escencialismo fue creado por gente conservadora, que no entiende que las cosas tienen movimiento. Yo no quiero ser un fama ni una esperanza. Tampoco sé si quiero ser un cronopio. No me siento más la maga y nunca supe ser Oliveira. Siempre perdí jugando a la rayuela. Hoy siento que, contra todo pronóstico, es hora de jugar otros juegos, de dejar de buscar el norte y tratar de caminar sin mapas. Tengo está costumbre de significarme a través de los demás y aunque sea muy de a poquito eso me está cansando. Me cansé de mi escencia, me cansé de mí, quizás sea hora de reconocerme.

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