El enemigo peor

Hace unos días me escuché decirte eso que tanto me cuesta decir. Me cuesta ser feliz, me siento más cómoda odiándote, jugando a que no me querés, a que todo esto es para vos sólo un juego, y a veces logro autoconvencerme. Fantaseo con el filo, el precipicio, y creo las condiciones para la caída libre. Vos decís que no confío en vos, y es justamente lo contrario. Es porque acredito cada beso, porque encarno en cada caricia que termino teniendo estas salidas. La verdad es que todo esto fue inesperado. Vos también llegaste a mi vida en el momento justo, vos también sos mi refugio. Qué ironía, ayer decía que no, pero la verdad es que tengo miedo y como siempre me digo nada es peor que el miedo. Hoy no fue un buen día, pero el sentimiento es el mismo. Quiero reírme en la cara de ese pánico aterrador que me recorre cada vez que se me acelera el corazón cuando te acercás. Quiero quedarme con tu mirada luminosa, quiero dormirme en tu abrazo a la distancia. Creo que intento pedirte perdón y paciencia. Creo que intento reconocer tu compromiso. Creo que intento decirte que esta rosa tiene más pétalos que espinas, pero que las espinas son muchas. Creo que intento convencerte en vano de que me ames a pesar de todo. Creo que simplemente acá estoy, intentando amarte.